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Un medio prorruso advierte de que Ucrania volará mañana la central nuclear de Zaporiyia. ¿Prepara Moscú una acción de falsa bandera?

La web Sputnik, financiada por el Kremlin, asegura que el ataque se producirá mañana por la noche con armas guiadas y drones suicidas

 

 

El medio digital Sputnik es uno de los brazos de la propaganda rusa en occidente y, aunque tras el inicio de la invasión de Ucrania la Unión Europea prohibió la emisión a las principales televisiones internacionales rusas, incluida Russia Today (RT) y Sputnik, la web, que tiene una edición en español, sigue estando accesible.

 

Precisamente es la edición digital la que ha publicado hoy, 4 de julio, una noticia según la cual, “Ucrania planea atacar la central nuclear de Zaporiyia la noche del 5 de julio con armas guiadas de precisión y drones suicidas, contemplando también un ataque con un misil Tochka-U con una ojiva cargada de residuos radiactivos, declaró Renat Karchaa, asesor del jefe de la empresa rusa Rosenergoatom”.

A continuación, la web asegura que Karchaa habría recibido información “que estoy autorizado a expresar”, según la cual mañana, “en la oscuridad de la noche, las fuerzas armadas ucranianas intentarán atacar la central nuclear de Zaporozhie utilizando armas de largo alcance de alta precisión y drones kamikazes“, al tiempo que se lanza desde un avión munición cargada con residuos radiactivos retirados el 3 de julio de la Central Nuclear del Sur de Ucrania.

 

¿Estaríamos ante una acción de falsa bandera por parte de Rusia para culpar después a Ucrania y tener una excusa para un ataque nuclear o realmente cabe la posibilidad de que Zelenski haya decidido atacar la central eléctrica, la mayor del mundo de producción de energía atómica, situada en su propio país?

Es difícil, dadas las circunstancias, hacer un análisis mínimamente riguroso de esta información. Todos los indicios apuntan a que la voladura el pasado mes de junio de la presa de Kajovka, que provocó la inundación de numerosos pueblos al sur de la región de Jersón, fue obra de Moscú, a pesar de que Putin sigue acusando a Ucrania, y éste no es más que un ejemplo de la forma de actuar del Kremlin, por lo que no sería de extrañar que el anuncio hecho por Sputnik no tenga otro fin que, o bien atacar directamente la central nuclear o bien justificar el uso de algún tipo de arma nuclear táctica, con un poder de destrucción menor, algo con lo que el presidente ruso ya ha amenazado varias veces “para defender la integridad nacional”. No olvidemos que Rusia se anexionó oficialmente el oblast de Zaporiyia junto con los de Jersón, Donetsk y Lugansk, de tal modo que en su concepción se trataría de territorio ruso.

 

Tras la destrucción de la central hidroeléctrica del embalse, el nivel de la reserva acuífera de Kajovka, situada por encima de la presa, descendió hasta tal punto que el agua necesaria para el buen funcionamiento del estanque de enfriamiento de la central nuclear bajó muchísimo, de modo que durante unos días, la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) temió estar a las puertas de un nuevo Chernóbil.

De momento, el peligro inmediato para la central ha sido evitado. “La situación es grave, pero se están tomando medidas para estabilizarla” ya que, hoy en día, Zaporiya “dispone de agua para varios meses”, según informó el jefe de la OIEA, Rafael Grossi, quien visitó las instalaciones a finales de junio.

Grossi hizo hincapié en que “pasarán muchos años antes de que la presa sea reconstruida” y el embalse vuelva a tener un nivel de agua óptimo para el funcionamiento de esta. Por ello, “los trabajadores de la planta han tenido que instalar bombas de agua”. Por otro lado, el jefe de la OIEA también informó de “daños significativos en las ventanas del edificio de la sala de turbinas de la unidad de energía No. 4”, los cuales “no corresponden a ningún incidente reportado anteriormente”.

 

Otros peligros

La destrucción de la presa de Nova Kajovka, explicaba recientemente Amador Guallar, corresponsal de La Razón, no es la única amenaza que podría desencadenar el mayor desastre nuclear de la historia, que condenaría a Europa y a parte de Rusia a un cataclismo de proporciones bíblicas. El mayor de ellos sería la presunta intención de Putin de hacerla detonar, según declaró el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski: “Rusia quiere volar la central nuclear. Porque, al igual que con el embalse, no están interesados en la seguridad de Ucrania. Necesitan que el país esté constantemente desestabilizado. De esta manera, pretenden que el mundo nos presione para que detengamos el conflicto”, según informó la agencia de noticias ucraniana.

Por su parte, el ministerio de Defensa ucraniano asegura que el Ejército ruso ha colocado minas en los terrenos adyacentes a la planta nuclear para evitar un posible ataque de Kyiv en la zona, así como sigue acusándolos de estar almacenando armas y explosivos en el interior de las instalaciones. No obstante, de momento no ha trascendido ningún intento por parte del Ejército de Zelenski para intentar reconquistar la central nuclear.

 

Esta es la primera vez en la historia que una potencia militar extranjera ocupa una planta nuclear durante un conflicto activo, el cual llegó hasta las mismísimas puertas de su infraestructura cuando, en agosto de 2022, Zaporiyia sufrió diversos bombardeos cuya autoría todavía no ha podido ser verificada, puesto que, inmediatamente, ambos bandos se acusaron mutuamente.

A esto hay que sumarle todos los problemas relacionados con el mantenimiento de las infraestructuras, sobre todo en lo que se refiere al personal encargado del control y la gestión de la central nuclear, después de que esta fuese tomada por las tropas rusas en marzo de 2022. Desde entonces, “el Kremlin ha impuesto a sus gestores, los cuales presionan a los trabajadores para que rompan sus contratos con la compañía nuclear estatal de Ucrania, Energoatom, y firmen con la compañía nuclear rusa, Rosatom”, según informó el “New York Times”.

 

El suministro de electricidad es otro de los grandes problemas a los que se enfrenta Zaporiyia. Desde el inicio de la guerra, hasta en siete ocasiones, la central se ha visto obligada a depender de generadores diésel porque los bombardeos han cortado el tendido eléctrico. Y, sin un suministro constante de electricidad, las bombas que hacen circular el agua de refrigeración no pueden funcionar. Motivo por el que, cuando empezaron las hostilidades, “cinco de los reactores han estado en modo de apagado en frío (es decir, un estado inactivo en el que no producen energía), mientras que el sexto está en modo de apagado en caliente para producir la energía suficiente para la seguridad de la planta”, según informó la OIEA.

 

FUENTE: LA RAZÓN

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